Yo descubrí la ley que niega completamente la teoría de Darwin – ley de la interacción global universal, queestipula que todas las especies aparecen y evolucionan sólo gracias a la intención global con otras especias. Si no hubiera esta interacción, la especie no podría existir. La interacción energética informativa de todas las especies da la posibilidad de aparecer y existir a una especie concreta. La teoría de Darwin es el efecto de esta ley.
Pero nosotros nos identificamos con la ley de Darwin. Decidimos que la selección natural debe ser la ley principal del desarrollo, que la ley de la competencia es la ley principal del desarrollo de la sociedad. Ahora está claro que esto no es la ley, la causa, sino el efecto, y que la humanidad se desarrolla siguiendo una ley falsa, va en dirección errónea.
Estamos luchando unos con otros y preparamos para la misma lucha a nuestros hijos sin que nos demos cuenta de ello. Ya en los jardines infantiles les enseñamos a nuestros hijos a ser más rápidos, más inteligentes, más bonitos... Es decir les enseñamos a ser más, más..., alimentando de este modo su ego a la vez justificándonos de que tendrán que sobrevivir en el caos social que hemos creado. Les enseñamos actuar utilizando los codos.
En el colegio nuestros hijos participan en competiciones, allí les enseñan a vencer, ser primeros, sobresalir de los demás... En las universidades enseñan dirección, marketing, economía de mercado. Como resultado tenemos a los chicos que empiezan a ser agresivos ante quienes les enseñaron. Luego nos sorprendemos: “¿Cómo es esto? Por qué no quieren a nadie?” ¿Y quién les ha hablado del amor? A ellos les estaban enseñando luchar y sobrevivir.
Igual maltratamos a
Nuestra concepción del Mundo está basada en el hecho de que la humanidad es la única en
Sin embargo mi modelo ha demostrado que en el Universo no hay casualidades. En Él hay relaciones estrictas de causa y efecto, desde el núcleo del Universo hasta la célula del organismo, en todo hay orden y armonía.
Pero nosotros, esta armonía, la deformamos y, como resultado, tenemos lo que merecemos. Siempre era, es y será así: cuando el nivel del conocimiento sobrepasa el nivel de la espiritualidad, la humanidad llega a tener algo más horroroso que la bomba de hidrógeno. Sólo así se pude explicar la aparición de la estrategia del “Mil millones de oro”, según la cual mil millones de personas quieren vivir a cuenta de 4 mil millones restantes.
Ojala que todos nosotros entendiéramos que siempre estamos unidos por información, ya que alrededor de
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